domingo, 21 de febrero de 2010

Ilusiones que en la orilla se quedan



Miles de sombras cada noche trae la marea, navegan cargaos de ilusiones que en la orilla se quedan...

Chambao


Por tierra o por agua, muchos seres humanos buscan a diario escapar de la guerra o del hambre y se lanzan desesperados en busca de una vida mejor.
No es lo mismo haber emigrado en el siglo XIX que en las condiciones a veces extremas del siglo XXI. Muchos migrantes no son voluntarios y, cuando la migración se produce por motivos económicos, a pesar de que la persona toma la decisión, su voluntad está totalmente excluida. Sólo decide en un marco de falta de libertad y quebranto interior.

No es lo mismo emigrar en condiciones difíciles (porque al inmigrante nunca le han regalado nada) que en condiciones extremas, incluso arriesgando la vida, como sucede hoy en día en la era de los muros, las empalizadas, las vallas, los alambres, en un contexto de deshumanización generalizada.

Los mexicanos cruzan a nado el río Bravo que sirve de frontera con Estados Unidos, (por eso los llaman “mojados”). Los cubanos y haitianos se lanzan al océano en barcazas precarias, para llegar a las costas de aquel país. En Europa se aplica el término también a los africanos, que al igual que los cubanos cruzan las aguas en precarias embarcaciones para llegar a España. En varios países intentan cruzar escondidos y hacinados en camiones en viajes organizados por mafias traficantes de personas. Muchos dejan la vida en el intento.

Tanta injusticia me desespera, ponte tú en su lugar...

El lograr sobrevivir en el cruce de la frontera no hace más fáciles las cosas, fundamentalmente por la discriminación y el racismo. Si no son descubiertos y expulsados, son explotados en tareas insalubres y con muy baja paga. En algunos países ya son considerados delincuentes, todo lo cual agrega aún más sufrimiento.
La mayoría no sale de sus casas, viven encerrados; porque la policía los persigue, los coimea, los maltrata; porque los vecinos no los quieren. Los chicos viven encerrados en sus casas, sin escolaridad. Con el peligro que hay en esta ciudad, sin ningún adulto y con llave en la puerta de la casa. Esto crea estados depresivos y a veces lleva a procesos secundarios que de otra forma no se hubieran dado, como situaciones de violencia familiar, ya que es el único espacio donde la violencia puede circular; o tienen problemas con sus vecinos, que es el segundo espacio donde el inmigrante puede descargar la agresión.
Por todo ello, son los más expuestos, junto con toda su familia, a sufrir el Síndrome de Ulises.

El término “mojados” se generalizó principalmente en Latinoamérica y se amplió a todo el mundo para definir a los inmigrantes no documentados, también llamados “ilegales”.
“Se produce una perversa utilización del término ilegal: en un falaz juego de palabras se identifica así al extranjero en situación irregular con persona carente de los más mínimos derechos, cuando no como sinónimo de delincuente.
Determinadas actuaciones de los individuos pueden ser ilegales, en el sentido de que violan o transgreden lo prescrito por la ley. Sin embargo, las personas como tales no son ni pueden ser ilegales” (Juan Carlos Velazco).

Si bien la República Argentina, de acuerdo al Preámbulo de su Constitución, tiene una política mucho más abierta que otros países en cuanto al ingreso, igualmente se observa discriminación hacia los inmigrantes, por lo cual es fundamental trabajar estos temas en la escuela.

Es frecuente que el tema migratorio esté presente en las expresiones musicales. Las canciones que se presentan más abajo nos muestran esta problemática en toda su intensidad y pueden ser utilizadas como recurso pedagógico.


RICARDO ARJONA - MOJADO




En este enlace podrás encontrar más canciones sobre inmigración y recursos para trabajar la interculturalidad a través de la música.
http://www.cuadernointercultural.com/tag/musica/

La afluencia masiva de inmigrantes en algunos países es un problema complejo y los medios pueden transmitir una imagen distorsionada respecto de la inmigración, produciendo en consecuencia una valoración positiva o negativa, en función de los intereses deseados. Pues la inmigración, efectivamente, tiene ambas vertientes, como tantas otras situaciones sociales.

En muchos lugares tanto los recién llegados como los nativos, han hecho un gran esfuerzo por lograr un importante grado de convivencia, fomentando auténticos valores de convivencia en la diferencia, porque el multiculturalismo no debe entenderse como coexistencia, sino como convivencia.

Pero un cambio de modelo de convivencia, necesita de una verdadera tutela del Estado, para proteger los derechos de las minorías, en este caso inmigrantes, pero también avalando los derechos de los autóctonos según las leyes vigentes.

El cambio de modelo debe ser a largo plazo, convirtiendo a nuestra sociedad al multiculturalismo convivencial, no al coexistencial, ya que este último conduce a los guetos y a la marginación, bien del inmigrante o del autóctono.

Tomado de: J.Frisas
http://traselviaje.blogspot.com/

No hay comentarios: