miércoles, 8 de julio de 2009

Mateo y Robin Hood



Hay un fenómeno sociológico, inicialmente aplicado al ámbito de la investigación científica, que se denomina Efecto Mateo y que tiene como referencia la parábola de los talentos o del dinero, que se encuentra en el evangelio (Mateo 25: 14-30), de la cual se toma el versículo 29: "Porque al que tiene se le dará y tendrá en abundancia; pero al que no tiene incluso lo poco que tiene se le quitará". Sería como decir que, establecidas ciertas condiciones de desigualdad de partida, los ricos serán cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres, el rico obtiene riquezas y el pobre obtiene pobrezas en todos los sentidos (Robert L. Sternberg, 1988).

El Efecto Mateo fue descrito por Robert K. Merton en un artículo publicado con el título The Matthew Effect in Science, en 1968. Describe el fenómeno sociológico por el que se le presta mucha atención al científico de reconocido prestigio y, en comparación, muy poca atención, por contribuciones equivalentes, al científico no reconocido hasta el momento.

En educación el término Efecto Mateo fue adoptado por Keith Stanovich, psicólogo con labor investigadora en desórdenes en lectura y escritura. Dicho efecto podría definirse como la constatación de que los niños y niñas pertenecientes a contextos culturales ricos en los que las prácticas de lectura compartida en familia, antes de saber leer, les permite sacar un mejor rendimiento escolar de esas mismas prácticas en la escuela; mientras que los alumnos que no han tenido la oportunidad de beneficiarse de la lectura en voz alta, que no han escuchado cuentos, leyendas, narraciones, poesías... que, en suma, no han compartido lecturas en casa, tienen más dificultades en el colegio, y se benefician menos de su escolarización.

Por otra parte, quien ha pasado más tiempo en las aulas tiene más oportunidades que otro que no ha podido seguir una trayectoria académica. De nuevo el Efecto Mateo que, al multiplicar las oportunidades de los que más talentosos, sería el causante de extremas desigualdades, de una fuerte inequidad. La escuela, sin proponérselo, transforma las desigualdades sociales en inequidad en el acceso al conocimiento.

Benjamin S. Bloom predecía que si se tomasen a los alumnos de 4º y 5º básicos y se los siguiera hasta 4º medio, ellos tendrían casi los mismos puestos de aprendizajes logrados (notas educativas, puntajes, etc.). La paradoja es: ¿Cómo la educación que tiene que ver con cambios diarios en los aprendizajes de nuestros alumnos y futuros ciudadanos, es tan consistente y estable a una distancia de casi diez años? La educación produce, por el efecto Mateo, mayor inequidad que la equidad que dice sostener (“Egalitarian paradox in public school”, Emerson, 1979).

Cuántas veces los llamados "problemas de aprendizaje" encubren otro tipo de problemas relativos a contextos sociales desfavorables, pobreza, imposibilidad de acceso a bienes materiales o simbólicos de la cultura.

¿Cómo romper la tradicional y consistente relación entre nivel socioeconómico del alumno y su familia y los aprendizajes de tales alumnos?

El llamado Efecto Robin Hood educativo (ERHE) hace referencia al legendario héroe medieval inglés, que robaba a los ricos para entregar parte del botín a necesitados, menesterosos y oprimidos.

Este efecto implica:

a) Quebrar el efecto Mateo en educación;
b) Seleccionar el 2-5 % de los alumnos más talentosos;
c) “Robarles” tiempo a esos mismos alumnos;
d) Pasar ese tiempo, como variable esencial de los aprendizajes, vía metodologías diversas a los más lentos o menos talentosos, de acuerdo a sus personales necesidades de aprendizaje.

Para ello es necesario identificar bastante tiempo antes de sus posibles deserciones a los niños en riesgo (en especial niños con mucha deprivación social, económica y cultural, con necesidades educativas especiales, con desórdenes comportamentales, etc.), para ser tratados a tiempo.

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