viernes, 10 de julio de 2009

No puedo y nunca podré

LA IMPORTANCIA DE LAS EXPERIENCIAS

El aprendizaje y desarrollo de las personas están directamente relacionados con las experiencias, sobre todo las tempranas.




Continuando con el cuento…

"Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree -pobre- que NO PUEDE.
El tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás... jamás... intentó poner a prueba su fuerza otra vez.
Vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad. Vivimos demasiado a menudo pensando que “no podemos”, simplemente porque una vez, hace tiempo, lo intentamos y no lo conseguimos. Grabamos entonces en nuestra memoria, como el elefante, un claro mensaje: “no puedo, no puedo y nunca podré”.
Crecemos llevando este mensaje impuesto a nosotros mismos y nunca más volvimos a intentar liberarnos de la estaca. Y cuando, a veces, sentimos los grilletes y hacemos sonar las cadenas, miramos de reojo la estaca y pensamos: “no puedo y nunca podré".

Jorge Bucay, Recuentos para Demián, 1994


El elefante de este cuento no confiaba en su capacidad para vencer los obstáculos porque siendo pequeño tuvo experiencias que así se lo demostraron y generaron una baja autoestima. Muchas veces los contextos más significativos durante la infancia, como son la familia y la escuela, no se constituyen en espacios de protección y desarrollo adecuados para la subjetividad del niño.

Las llamadas "experiencias paralizantes" son aquellas que bloquean el desarrollo. Ej.: un padre irritado grita a su hijo que golpea una cacerola, que deje de hacer ruido, cuando la fantasía del niño lo hacía “tocar la batería en una banda de rock"; o un mal maestro que descalifica a un alumno con un juicio lapidario sobre su tarea.

La expresión valorativa de las figuras significativas (padres, docentes, etc.) es dramáticamente poderosa en la mente en formación de un niño. Continuamente recibe, en forma expresa o tácita, información sobre la manera en que los demás lo ven. En base a esta retroalimentación (o feedback) que le producen, sea de agrado o sea de disgusto, tenderá a repetir su actuación o a inhibirla. Pero también se pueden producir reacciones más extremas, por lo cual directamente decida no afrontar la situación y escapar de ella.

El solo hecho de no lograr algo puede convertirse en una experiencia paralizante para los niños, sin la necesidad de la desaprobación de un adulto significativo. Las experiencias de este tipo están llenas de emociones negativas, capaces de frenar el normal desarrollo. Sensaciones de miedo, vergüenza, culpa, odio, impiden crecer intelectual y afectivamente. Es probable entonces que luego el niño decida no repetir su conducta porque está convencido de que "no sabe hacerlo", conformando una profecía autocumplida.


Por el contrario, las llamadas “experiencias cristalizantes” son aquellas que infunden confianza en el niño de que logrará culminar con éxito una determinada tarea, favorecen la autoestima y, por ello, se convierten en fundamentales para el desarrollo del talento y de las habilidades en las personas.

Para pensar
¿Cuántos "No puedo y nunca podré" hay en los alumnos con "problemas de aprendizaje"? ¿Cómo la escuela puede constituirse en espacio de protección y desarrollo adecuados para la subjetividad del alumno?

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